viernes, noviembre 03, 2006

Relaciones Públicas: A favor de las ruedas de prensa con preguntas

De vez en cuando establezco con Juan Varela un intercambio de comentarios en el que él defiende la labor del periodismo y yo la de los profesionales de las relaciones públicas, siempre y cuando éstos actúen de forma ética y transparente.

Por eso no puedo estar más de acuerdo en su denuncia al periodismo figurante, tras la condena de la APM en la que es una de las peores actuaciones de comunicación de la política española: las ruedas de prensa sin preguntas.
La Asociación de la Prensa de Madrid condena a los políticos que no permiten preguntas en sus comparecencias públicas.
La presión de tantos y tantos periodistas va logrando resultados a pesar de la falta de coraje de muchos responsables periodísticos, de la imposibilidad endémica en la profesión de unirse contra los abusos y de los que siempre encuentran una razón para someterse a los candados.
El periodismo figurante no es periodismo. Si los políticos quieren figurantes, los informadores no deben prestarse a esa trampa. Si cedes habrá menos preguntas, cada vez más a menudo, con más disculpas. Más declaraciones ¿institucionales? Propaganda y falta de responsabilidad (accountability, ese imperativo tan olvidado por la política profesional). Sin más. Desprecio a los ciudadanos y a quienes los representan en esos actos como herramientas del derecho a la información.
Sólo echo en falta en la nota de la APM una llamada de atención a la propia profesión y, sobre todo, a los responsables que no apoyan a sus reporteros y que no se niegan a reproducir los actos propagandísticos y opacos de los políticos.

En efecto, se trata de una responsabilidad compartida en la que algunos periodistas cumplen a medias su cometido de buscar información, ya que se atienen a una sola fuente, a la que no pueden indagar en profundidad.

No se trata de una disculpa, ni mucho menos, sino de una indicación evidente de que hay que trabajar en los dos frentes: por unos medios más exigentes con el poder público, y por unos profesionales de las relaciones públicas en los poderes públicos atentos a ofrecer proactivamente datos relevantes sobre los temas que realmente interesan a la sociedad y a responder puntualmente las demandas de los informadores.

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